Ejercicio e hipertensión pulmonar
Kristina Kudelko, MD, profesora clínica asociado de medicina pulmonar de la facultad de medicina de la Universidad de Stanford
Verano de 2016
¿Debería hacer ejercicio alguien que padece de hipertensión pulmonar?
No es de sorprender que todo buen doctor promueva la importancia de llevar una dieta saludable y hacer ejercicio entre sus pacientes. Una manzana (o quizá trotar por 30 minutos) al día, después de todo, lo mantiene alejado del doctor. Sin embrago, en pacientes con hipertensión pulmonar, no siempre se recomienda el ejercicio.
¿Porque no se recomienda el ejercicio en pacientes con hipertensión pulmonar?
De hecho, hasta hace muy poco, el ejercicio ha sido considerado una contraindicación en pacientes con hipertensión pulmonar debido a que el ejercicio demasiado intenso puede provocar una anormalidad en el ritmo cardíaco, una caída peligrosa de la presión arterial y una sobrecarga aguda de la parte derecha del corazón.
¿Qué ocurre cuando alguien con hipertensión pulmonar hace ejercicio?
La razón es que los pacientes con hipertensión pulmonar tienen la respuesta compensatoria al ejercicio, comprometida. Normalmente cuando una persona hace ejercicio, la circulación de sangre (o gasto cardíaco) a los pulmones, aumenta. Para poder adaptarse al aumento de la circulación de sangre, los pulmones responden aumentando la cantidad de vasos sanguíneos pequeños (o arteriolas) y de esa manera mantener la presión arterial pulmonar estable y la resistencia vascular del pulmón estable o más baja.
Entenderemos mejor esto si recordamos la relación entre la resistencia vascular pulmonar y la presión: la resistencia vascular pulmonar es directamente proporcional a la presión arterial pulmonar e inversamente proporcional al gasto cardíaco. De manera alternativa, Resistencia vascular pulmonar ~ Presión arterial pulmonar / Gasto cardíaco
Sabemos que la hipertensión arterial pulmonar es una enfermedad de las arteriolas pulmonares, las cuales son destruidas por un crecimiento descontrolado de las células, y en algunos casos pequeños coágulos de sangre además de un aumento de la presión arterial pulmonar hasta cinco veces mayor de lo normal. Por lo tanto, cuando los pacientes con hipertensión arterial pulmonar hacen ejercicio, se topan con una barrera temprana ya que los pulmones no pueden utilizar tan fácilmente las arteriolas sanas. Teniendo en cuenta la relación mencionada anteriormente, su presión arterial pulmonar aumenta desproporcionadamente en respuesta a un aumento del gasto cardíaco de sangre al aumentar el ejercicio, lo cual conlleva a un aumento de la resistencia vascular pulmonar durante el ejercicio. Se ha demostrado que con el tiempo esto puede causar una falta de aire gradual con el esfuerzo, además de disminuir la distancia al caminar por seis minutos. En comparación con los grupos de control, el corazón de los pacientes con hipertensión pulmonar no es capaz de bombear la sangre suficiente para poder vencer esta resistencia.
¿Puede la falta de ejercicio afectar el resto de mi cuerpo?
La información más reciente indica que los músculos esqueléticos vitales para el ejercicio (por ejemplo, los cuádriceps de la pierna) son los más afectados. Esto significa que una disminución en el bombeo de sangre a los músculos esqueléticos puede producir atrofia muscular (en otras palabras, un desgaste muscular) debido a una disminución de la cantidad de oxigeno que reciben y a que los músculos no se usan con la frecuencia necesaria para poder fortalecerse. Por lo tanto, se produce un círculo vicioso.
¿Cómo puedo romper el ciclo?
¿Qué podemos hacer para romper este ciclo? Intuitivamente (o de manera contradictoria), la respuesta es el EJERCICIO. En el 2006 se realizó un estudio en pacientes con síntomas de hipertensión arterial pulmonar en el cual se les pedía que hicieran ejercicio bajo la supervisión de profesionales capacitados en rehabilitación, siete días a la semana por tres semanas mientras permanecían internados en el hospital y luego continuaran con un régimen modificado en casa por 12 semanas. El intenso régimen de los pacientes hospitalizados comprendía el uso de la bicicleta todos los días, caminar por una hora tres veces a la semana, 30 minutos de levantamiento de pesas tres veces a la semana y 30 minutos de sesiones de entrenamiento de resistencia tres veces a la semana. Al final de las 15 semanas, el grupo de ejercicio aumentó los 6 minutos de caminata a una distancia de (¡) 96 metros (!) comparado con una disminución de 15 metros en el grupo de control. En comparación, algunas de las medicinas que se usan para tratar la hipertensión arterial pulmonar solamente aumentan la distancia de la caminata durante los seis minutos de 30 a 40 metros antes de ser aprobadas para su uso.
Estudios posteriores respaldan estos hallazgos y agregan información en relación con otros ámbitos como la prueba de que los pacientes desarrollan más masa muscular en los cuádriceps durante el ejercicio y el puntaje de la calidad de vida de los pacientes aumenta rápidamente al final del programa de rehabilitación cardiopulmonar. Además, en ninguno de estos estudios se reportaron resultados adversos graves como insuficiencia cardíaca aguda del lado derecho del corazón o la muerte al hacer ejercicio.
¿Cuál es el mejor tipo de ejercicio para pacientes con hipertensión pulmonar? ¿Cómo debería comenzar?
Es esencial hacer hincapié en la importancia del ejercicio bajo supervisión. Los centros con profesionales capacitados en rehabilitación cardiopulmonar son vitales para que el paciente comience un programa individual de ejercicio de manera segura. Cada paciente es diferente. Por ejemplo, algunos pacientes necesitan una bomba continua para su tratamiento médico, la cual debe controlarse cuidadosamente durante la actividad física. Algunos pacientes tienen anormalidades en sus articulaciones lo cual interfiere con ciertos tipos de ejercicio. Algunos pacientes presentan leves limitaciones en el ejercicio mientras que otros presentan dificultad para respirar después de unos cuantos pasos.
Los especialistas en rehabilitación son expertos en ajustarse a las necesidades de cada paciente, brindándoles al mismo tiempo un programa de ejercicio exigente. Además, los especialistas se basan en ciertos ejercicios prescritos por el equipo de hipertensión pulmonar que conoce mejor al paciente. Por último, los pacientes con hipertensión arterial pulmonar corren el riesgo de sufrir algo serio incluso con un ejercicio menos intenso; por lo tanto, deben rodearse de personal con formación médica que sepa cómo reaccionar en caso de que ocurra algo así.
¿Cuál es el mensaje final?
¿Mensaje final? Muéstrese abierto a la posibilidad de recibir rehabilitación cardiopulmonar si el doctor se la ofrece. El ejercicio se está transformando en una terapia complementaria importante en pacientes con hipertensión pulmonar. ¡A moverse!
REFERENCES
- Mereles D et al., “Exercise and respiratory training improve exercise capacity and quality of life in patients with severe chronic pulmonary hypertension,” Circulation 2006, 114:1482-1489.
- de Man FS et al., “Effects of exercise training in patients with idiopathic pulmonary arterial hypertension,” Eur Resp J 2009, 34:669-675.
- Fox BD et al., “Ambulatory rehabilitation improves exercise capacity in patients with pulmonary hypertension,” J Card Fail 2011, 17:196-200.
- Sun X-G et al., “Exercise pathophysiology in patients with primary pulmonary hypertension,” Circulation 2001, 104:429-435.
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